Una de las máximas que pronunció el reputado economista británico John Maynard Keynes, que hace referencia a la irracionalidad de los cambios en la bolsa, hoy en día, cobra todo el sentido del mundo.
Con esta frase, “Los mercados pueden mantener su irracionalidad más tiempo del que tú puedes mantener tu solvencia”, explica un fenómeno que hemos visto cómo se termina repitiendo a lo largo de la historia. A veces los errores nos sirven para aprender, pero en otras ocasiones, parecemos condenados a repetirlos.
Llevamos comentando desde hace semanas que el mercado se está comportando de forma irracional, y aunque a simple vista, observando los grandes índices bursátiles (S&P500 y Nasdaq 100) todo está en completa calma y tranquilidad (“falsa apariencia”), la realidad debajo de la superficie es muy peligrosa y quizás sea la antesala de una fase final de una burbuja que más pronto que tarde estallará.
Los mercados continúan celebrando la inercia alcista insaciable apoyados por el calor de las 7 Magníficas tecnológicas que día si y día también, se van rotando entre ellas, para impulsar a los índices a cotas más altas (máximos históricos). La concentración de la actividad alcista del mercado en unos pocos valores es la mayor de la historia y la evidencia empírica muestra que lecturas extremas no suelen coincidir con inicios mercados sostenidos al alza, más bien al contrario.
Máximos históricos y coincidentes con la directriz de proyección alcista que viene desarrollando el precio desde la cota del año 2.000 (pico de la crisis puntocom). La pauta técnica se encuentra extremadamente extendida y tras haber alcanzado la zona de proyección marcada en el gráfico siguiente, es habitual que se produzca una rechazo o reversión de cierta intensidad. Además, lo que tenemos claro es que a mayor sea la exuberancia irracional que vivimos, mayor será el castigo.
Si bien, la última vez que el mercado estuvo tan desequilibrado como ocurre en la actualidad, fue en el año 2.008, justo cuando Lehman Brothers se declaró en quiebra. ¿Casualidad o causalidad?
Aunque no se ha producido ningún accidente bursátil todavía, seguimos manteniendo nuestra convicción de que el entorno de mercado es arriesgado y donde las alzas de las bolsas en las últimas semanas vienen mostrando fuertes divergencias con indicadores, osciladores, datos internos, etc…que nos llaman a la cautela.
Una de las grandes señales de peligro que está emitiendo el mercado y que hemos comentado en multitud de ocasiones en esta web, es la horrible amplitud de mercado. ¿A qué nos referimos? La falta de participación y de confirmación de datos internos (de la mayoría de valores) se acumulan y están siendo extremas, no vistas en muchos años.
Si observamos la correlación entre la media de comportamiento del SP500 a tres meses y los valores que han acompañado al alza recientemente al mercado, se ha desplomado a niveles mínimos históricos. El único momento donde dicho comportamiento tan extremo sucedió, tenemos que irnos a finales de agosto del año 2.000, justo en la antesala de un movimiento brusco a la baja del S&P500 con una caída de más del 10% en poco más de un mes y dando el pistoletazo de salida al comienzo de uno de los peores mercados bajistas de la historia. Quizás “esta vez sea diferente”.
Aunque el mercado sigue apuntalado por una estacionalidad de julio que suele ser favorable para las cotizaciones, principalmente en el primer tercio del mes, después a medida que avanza y se aproxima agosto el sesgo cambia y suelen presentarse episodios de debilidad y caídas.
Hecho, que se observa en la estacionalidad de la volatilidad y muestra un escenario de un mayor repunte de la misma que debería hacer sufrir a los activos de riesgo, especialmente, la bolsa. “Todo apunta a que el verano será volátil”.
En un contexto donde la exposición de renta variable de los gestores activos de fondos de inversión (NAAIM) es excesiva y suele ser precedida a caídas en los mercados (S&P500). O, dicho de otro modo, cada vez queda menos compradores que puedan impulsar al mercado al alza, al menos, en el corto plazo.
Y si fuera poco, la semana pasada se publicó el dato de actividad del ISM de servicios en Estados Unidos (70% PIB de la economía), siendo un jarro de agua fría, cayendo por debajo de 50 (48,8), registrando una dura caída respecto al 53,8 de mayo y con todas las subpartidas también por debajo de 50.
Quizás sea un dato aislado que pueda corregirse en los próximos meses (lo importante es ver la trayectoria), pero si analizamos los datos históricos de la serie, es un mal augurio para el devenir de la economía. Tal es así, que en otros momentos donde se perdió el nivel de 50, como fueron en el 2.008 con la quiebra de Lehman Brothers o el 2.020 con la pandemia, los mercados financieros sufriendo sus consecuencias.
Los signos de debilitamiento del empleo, del consumo y la economía se suceden, los mercados de bonos están cotizando esa hipótesis, pero las bolsas continúan en su particular mundo idílico cotizando en máximos históricos. ¿Quién miente?
El exceso de valoraciones, junto con los numerosos excesos de otra índole y profundamente explicados en los diferentes artículos publicados, hacen de la renta variable una opción de inversión vulnerable y peligrosa de cara al medio plazo.
Si bien, somos de la opinión que no es momento idóneo para construir una cartera de inversión “parte estratégica” pensando en el medio plazo (meses/años) más bien el contexto actual invita a ir recogiendo beneficios de forma paulatina. No obstante, defendemos la idea de ser dinámicos en la “parte táctica” de la misma, en inversiones que muestren fortaleza y buen momentum, con un control del riesgo exhaustivo.
“No puedes volver atrás y cambiar el principio, pero puedes empezar desde donde estás y cambiar el final”, C.S. Lewis.
¡Un saludo a todos y mucha suerte en las inversiones ¡