¡Sálvese quien pueda! La batalla contra la inflación sigue viva.

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La inquietud sobre un repunte temporal de la inflación en los próximos meses por parte de los banqueros centrales en la reunión de Jackson Hole celebrada la semana pasada ha sido palpable, lo que ha provocado un endurecimiento en sus respectivos discursos en materia de política monetaria.

Ante la gran expectación de dicha reunión anual, el presidente de la Reserva Federal sorprendió a todo el mundo que estaba presente por la rapidez de su mensaje, acabando con las especulaciones que rodeaban su comparecencia en cuestión de pocos minutos. Su mensaje fue directo y claro: la Fed está preparada para aumentar aún más los tipos de interés “si es necesario” y los mantendrá altos todo el tiempo que haga falta.

Si bien, este discurso en Jackson Hole ha estado en línea con el resto de comparecencias de Jerome Powell durante los últimos meses, donde su objetivo principal es mantener los precios en el nivel 2% de forma estructural.

¿Realmente existe un miedo real de ver unos niveles de precios más altos en los próximos meses? Es la gran cuestión que se plantea la Fed donde tiene presente lo ocurrido en los años ´70. En esa época, se vivió subidas y bajadas en los precios que generaron gran incertidumbre y cierto caos por un error en política monetaria fruto de un relajamiento (bajando tipos) de forma prematuro, lo que supuso un repunte abrupto de los precios. En ese momento, el Sr. Paul Volcker (presidente de la Fed) tomó la decisión de subir los tipos de forma agresiva hasta el 20%, logrando abatir los precios, a costa de un daño económico de gran calado.

Superponiendo la marcha de la inflación en los años ´70 con la de los últimos años, el parecido es asombroso y verdaderamente peligroso si la correlación continúa. El pasado no tiene por qué repetirse, pero suele rimar bastante.

En nuestra humilde opinión, las dinámicas de precios y económicas actuales no apoyan un escenario de rebrote de inflación tan acusado como el que se produjo entre 1976 y 1980 pero la posibilidad de regresar al 5%-6% es real y suficiente para volver a cometer un error en política monetaria (seguir subiendo los tipos de interés que provoque una recesión más profunda de lo que la mayoría de analistas estiman) por parte de los bancos centrales.

A estas alturas de la narrativa sobre los tipos de interés e inflación, ya nadie se plantea que la Reserva Federal no comenzará a rebajar tipos en tanto que la economía siga fuerte y activa, las autoridades monetarias suelen actuar (pivotar) cuando el PIB entra en recesión y, de momento, no se proyecta ninguna para este año 2023.

El año próximo se presume será diferente. Finalizando el impacto del programa de estímulos y con la retirada de liquidez del sistema (M2 en negativo, FED aplicando QT y restricción en la concesión y en la demanda de créditos), la economía tenderá a enfriarse. Si bien, el mercado suele anticiparse en unos 6 – 8 meses ajustando el precio de las cotizaciones a la baja reflejando la futura situación macroeconómica. En esta línea argumental, los meses de septiembre y octubre, se antojan claves para conocer las verdaderas intenciones de los mercados.

El coste de la deuda está subiendo y detrayendo recursos para otros menesteres como el consumo. El volumen total de intereses que pagan los particulares en EEUU ha alcanzado niveles máximos históricos.

Es sorprendente que los mercados se mantengan vivos haciendo caso omiso a muchas señales alarmantes que continúan apareciendo en la economía real. El deterioro de la salud financiera de las familias está llegando a niveles irreversibles que afectará más pronto que tarde a un consumo que todavía sigue fuerte.

Si analizamos el cambio anual de la tasa de incumplimiento de las tarjetas de crédito en la actualidad, observamos que se encuentra en un nivel más alto que la crisis financiera del 2008 y con una economía resiliente y en pleno empleo. No queremos ni imaginar si la economía se empiece a enfriar y la tasa de desempleo repunta. ¡Esto no va terminar bien ¡

La economía americana afronta retos serios y de complejidad reseñable pero también sus autoridades están tratando de mitigar los efectos adversos que ocasionan, por ejemplo, el endurecimiento monetario y restricción generalizada de la liquidez o el proceso de desglobalización manifiesto desde hace meses y que tenderá a acentuarse, al menos en el tráfico de bienes entre occidente y oriente, lo que supondría el resurgir del lema “Made in America Again.”

Para este fin, entre otros, el gobierno de Biden aprobó el pasado mes de enero un ambicioso programa fiscal dotado con $1.6 billones, buena parte destinado para infraestructuras, pero también orientado a fomentar la fabricación «made in America».

La cuantía del programa fiscal es tan notable que la economía está consiguiendo evitar la recesión, la cual se ha convertido en la más anunciada de la historia. Es año previo a elecciones y los esfuerzos de los presidentes de turno en terceros años presidenciales, para dopar la economía, son habituales, aunque la magnitud de este programa es, sin embargo, verdaderamente excepcional.

Si bien, la mayoría de los datos sugieren cautela y prudencia en la toma de riesgo en las inversiones, queremos aprender de los errores del pasado y no cegarnos en el lado bajista del mercado donde momentos como el actual de incertidumbre, requiere cierta flexibilidad y mente abierta a los distintos escenarios que puedan ocurrir. Una predisposición más dinámica a la hora de abordar los movimientos del mercado es clave para sobrevivir las embestidas inesperadas de las cotizaciones, es más, para tratar de posicionarnos en sintonía con la tendencia y rentabilizarla, con un control del riesgo exhaustivo.

Existen abundantes estadísticas que apoyan un tramo alcista para los próximos meses, como el hecho de que cada vez que el bono a 10 años americano alcanza la zona de máximos plurianuales, 6 meses después el SP500 ha estado en terreno positivo el 100% de las ocasiones.

Esta estadística sumada a la estacionalidad asociada al tercer año presidencial, al impacto del programa fiscal de $1.6 billones aprobado por Biden en enero o a la posibilidad de que la FED deje de subir tipos (aunque se mantenga el indeseado «higher for longer»), son factores que sugieren la posibilidad de que el mercado continúe subiendo en la recta final de año.

No debemos descartar la posibilidad de ver un comportamiento en los mercados exuberante e irracional durante otoño, antes de finalmente corregir todos los excesos cometidos y que hemos ido exponiendo a lo largo de los últimos meses, en 2024.

Como cada semana, iremos monitorizando los diferentes activos en búsqueda de un binomio riesgo – rentabilidad atractivo para poder invertir.

Vamos a ilustrar nuestro posicionamiento con diferentes gráficas para poder explicarlo mejor:

MERCADO DE RENTA VARIABLE

Como adelantábamos la semana pasada, ver rebotes técnicos de cierta magnitud era nuestro escenario más probable, como así ha sucedido, sin desvirtuar la tendencia bajista de fondo (corrección de mayor calado). Nos mantenemos firmes en que comprar a estos niveles se antoja prematuro, dado que la probabilidad de recaída es alta y existen argumentos técnicos que invitan a esperar nuevos mínimos en septiembre, momento de decidir si conviene comprar ese suele que eventualmente se pueda alcanzar (Buy the Dip), zona de 4.200 puntos del SP500.

MERCADO DE DIVISAS

El índice DÓLAR está siendo el mayor protagonista en las últimas semanas, por su gran fortaleza y sin a penas descanso. Las manos fuertes siguen comprando dólares, ante una eventual escasez y haciendo caso omiso, a las intenciones de los grandes países que forman los BRICS de desbancar al dólar como moneda de referencia mundial. Desde el punto de vista técnico, el nivel de 105, se muestra como referencia clave para el devenir de la moneda. Una superación del mismo, pondría en jaque a los países emergentes. ¿Y al resto del mundo?

MERCADO DE RENTA FIJA

El comportamiento de los BONOS DE ALTO RENDIMIENTO, no ha cambiado por ahora (sigue dentro del triángulo comentado en multitud de artículos). Nuestro modelo de gestión, anticipa que el próximo movimiento será violento. Nuestro escenario central sigue siendo ver subidas de rentabilidad lo que provocará caídas (precio) de dicho activo. Si finalmente, se materializa este escenario, la situación se podría precipitar en un corto espacio de tiempo, haciendo mucho daño a los activos de riesgo.

MERCADO DE MATERIAS PRIMAS

El mercado está muy pendiente del giro alcista de las MATERIAS PRIMAS que se está desarrollando en las últimas semanas. De confirmarse, las presiones inflacionistas empezarán a aflorar nuevamente, lo que hará que los bancos centrales no puedan relajarse en sus políticas monetarias. ¿Volveremos a vivir los años ´70 pero a una menor escala en los precios?

Los inversores están a una semana de regresar de las vacaciones y de encontrar sus carteras de inversión con cierta pérdida valor y, además, se enfrentan al mes de septiembre que es el de peor comportamiento del año.

Asumiendo que el mercado decide seguir la pauta descrita en nuestros últimos artículos, caídas, rebotes y vuelta a ver caídas en las próximas semanas, lo que implicaría que el mercado estará en niveles inferiores a los de hoy, habiendo creado un entorno de cierto pesimismo inversor y ventas de acciones.

Llegado ese momento, los índices estarán probablemente dispuestos a promover un giro al alza de mayor entidad, quizás tanta entidad como para regresar a zona de máximos o incluso conquistar nuevos máximos históricos. Lo iremos analizando semanalmente para tomar decisiones de inversión con cierto margen de seguridad.

“La envidia es el homenaje que la mediocridad rinde al talento”, Jackson Brown.

¡Un saludo a todos y mucha suerte en las inversiones ¡